
¿Puede una Empresa ser Social?
Para la Empresa Social, la fuerza en la que se nutre la identidad y pertenencia del grupo, están destinadas a producir el bienestar de los actores participantes, a crear “justicia social”, con sentido solidario, no como altruismo, sino como “capital social”.
– (Empresas sociales: hacia una economía solidaria” – Marcelo Zalesnick, 2012)
Conocemos la gran repercusión que existe frente a las acciones solidarias llevadas a cabo hace ya algunos años por las empresas en respuesta a los fenómenos de índole social, las cuales denominamos: acciones de responsabilidad social empresaria (RSE). Así, buscan reflejar sensibilidad y acercamiento respecto de su impacto. Ahora bien, dichas iniciativas: ¿Están alineadas a sus fines? ¿Responden a una verdadera causa social? La respuesta a éste última interrogante es afirmativa. Efectivamente, podrían generar impacto a nivel social y/o ambiental; mas no estarían con ello persiguiendo su misión fundamental y de origen que las caracteriza como tales: empresas tradicionales, que aplican RSE.
Cuando citamos iniciativas cuyo origen y existencia se ajusta a la necesidad de gestionar y alcanzar un verdadero impacto a nivel socio-ambiental, involucrando su actividad principal en ello, hablamos de organizaciones que tienen como principal finalidad la de traccionar de manera colectiva y equitativa hacia una solución sustentable, duradera e inclusiva. Aquí el lucro no se ausenta, más cumple un rol instrumental y claramente útil para nutrir redes de contactos y comunidades de trabajo, basadas en la acción y solidaridad recíproca, de ayuda mutua, de valores firmes y de objetivos concretos.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de “Empresas Sociales”?
Comenzamos a llamarlas “Empresas Sociales”, y hace un buen tiempo, nutren y permiten visualizar una forma alternativa de transitar una realidad palpable, buscando generar justicia social con las herramientas tales como:
. La asociatividad: Considerando este factor como un elemento crucial cuando nos referimos a la generación de lazos sólidos y duraderos, conformando redes de trabajo y alianzas que permitan potenciar y combinar habilidades y recursos afines a una actividad específica. El desarrollo y expansión de un mercado se puede ver altamente beneficiado al generar este tipo de vínculos.
. La confianza: Como valor fundamental y eje de las relaciones que construyen un capital humano y social basado en la continuidad y permanencia del vínculo laboral.
. El trabajo: De carácter auto-gestionado y orientado a gestar organizaciones que, sin dejar de lado financiamientos de origen público, tiendan a priorizar su actividad para financiarse, logrando así sostenibilidad e independencia.
En este sentido, podemos hablar de organizaciones que buscan mejorar la calidad de vida a través de la fabricación de productos o prestación de servicios que aporten valor social; o bien a partir de procesos productivos mediante nuevos materiales (orgánicos, no contaminantes, entre otros). También, y pudiendo considerarlo como una opción conjunta con el resto, las prácticas de inclusión laboral de colectivos sociales excluidos de las posibilidades de inserción bajo las condiciones del mercado laboral tradicional.
Hablamos de nuevos modelos de colaboración, nuevas maneras de hacer negocios, de dar empleo, de trabajar, de generar valor y entender el mercado.
Te mostramos un ejemplo de la Empresa Social «Somos Nómades»
Podes informarte sobre el proyecto de Ley: Empresas de Beneficio e Interés colectivo (BIC).
Autora invitada: Lic. Julieta Gardella
julietagardella@hotmail.com